Los cambios piden tiempo (y pausa)

Los cambios necesitan tiempo. Y da rabia. ¿No podríamos integrar las cosas rápidamente? Podríamos simplemente recibir información, entenderla e integrarla, actuar de acuerdo con aquella novedad que llamamos "cambio". Pero no. Las personas necesitamos tiempo y repetición para aprender realmente un concepto.

¿Cómo ocurren los cambios? ¿Cómo aprendemos e integramos una nueva conducta?

Para mí, es un ciclo de 4 fases:

Motivación → Investigación → Trabajo → Integración


Primero, tenemos la motivación, la curiosidad o la necesidad de modificar algo en nuestra forma de hacer una cosa o una mentalidad. Nos damos cuenta de que algo que hacemos no nos está haciendo sentir bien, no nos está ayudando a conseguir un objetivo, vemos a otra persona hacerlo diferente, leemos un libro que nos presenta una alternativa, y nos animamos a probarlo. Después, hacemos una investigación y simple plan de acción para adoptar esa nueva mentalidad. Con la culminación de estas dos fases sucede lo primero más relevante: un cambio de mentalidad. Entendemos qué es bueno y que es malo (qué queremos y qué no) para, a partir de entonces, actuar en función de esto, atacando a las creencias y patrones mentales.

Entonces, es aquí cuando viene siguiente fase importante y la más dura de todas: el trabajo, la conciencia, la disciplina, enfrentarnos a lo que tenemos tan integrado dentro de nosotros, que nos hace actuar de esa manera y que ya no queremos. Es la fase en la que tenemos toda la información y sabemos qué queremos hacer. Cuando nos encontramos ante una situación y nos detenemos para valorar cómo actuar, si en función de los viejos o nuevos patrones, y reconducimos el comportamiento. Atacamos nuestros hábitos y patrones de acción.

Por último, llega la querida y gran esperada integración. En ese momento el cambio deja de ser un cambio, porque empezamos a actuar casi automática y fluidamente, según los nuevos patrones.

Conciencia → Decisión → Cambio


La pausa en el trabajo

En períodos de cambios, en la fase de trabajo, me encuentro con la incomodidad y confusión que me genera la pausa entre chocarme con una toma de decisión. Digo que es incómodo y confuso, porque me pregunto “¿qué hago ahora?” y se me abre un abanico de opciones que puedo elegir, unas que son más fáciles, cómodas, y otras nuevas e incómodas.

Otra forma de explicar esta sensación es diciendo que siento como si la yo consciente ha tomado una decisión sobre cómo quiero ser y actuar, pero mi cuerpo y mi mente, con un componente más “primitivo”, “todavía no lo han entendido”. Y es sólo con la práctica y repetición que “lo pueden entender” e integrar.


Los cambios piden tiempo, pero también pausa.


El lado suave del mundo.

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