Mírate a los ojos

Uno mismo nunca se puede mentir por mucho que se esfuerce. Las cosas que nos pasan en la vida hacen que nos encontremos ante nosotros, lo que llevamos dentro bien enterrado y escondido. Es así, cosas más significativas remueven el bajo tierra de las aguas más turbias.

Por eso, lo que nos importa nos hará daño y nos hará sentir la agonía de la incomodidad. No por lo que ocurra en sí, más bien por lo que remueve. ¿Por qué queremos lo que queremos? ¿Por qué nos importa lo que nos importa? Me lo he preguntado muchas veces. Quizás son déficits que hemos tenido en nuestra infancia y que anhelamos curar. Sea como fuere, con lo que surge, podemos volver a enterrarnos o mirarnos a los ojos y ver qué es esto que tenemos dentro y que pesa tanto.

Las relaciones sociales, sobre todo las románticas, nos hacen ser vulnerables con los demás y con uno mismo. Descubrimos la forma en que nos comunicamos y establecemos vínculos, y que nos alertan de patrones ansiosos y/o evitativos. Todo esto está unido al miedo ya nuestra bibliografía relacional. Porque, no eres tú solo lo que creas los patrones de conducta y mentales, ha habido una serie de vivencias, conexiones con otras personas, que hacen quien eres hoy y la forma en que te vinculas, por lo bueno y lo malo.

En nuestro mundo interno todo es idílico y, a su vez, catastrófico, porque las ilusiones y expectativas se encuentran con la realidad y la mente responde.

En el amor, lo que de todo corazón deseamos es que alguien nos mire y nos diga que quiere intentar construir una relación, que tiene ganas de enamorarse, que quiere acompañarnos a resolver los miedos e inseguridades, que quiere pasar tiempo y vivir cosas contigo. Sentir que somos lo suficientemente buenos y lo suficientemente atractivos, trabajadores, divertidos… Queremos ver un compromiso, un querer, un “me gustas”.

El amor poco tiene que ver con necesitar o merecer. Tiene que ver con querer y que surja.

Y la cabeza nos hace pasar malos momentos, porque no puede evitar ilusionarse (esperar lo mejor, idealizar) y, a la vez, teme no ser suficiente, que te estés haciendo películas, que la relación no funcione (esperar lo peor, protegerse). ¿Y por qué nos pasa esto? Encuéntrate con tus ojos y pregúntatelo.


El lado suave del mundo.

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